domingo, 11 de enero de 2009

Sobre Keynes y las justificaciones

Sobre tanto error:

HOY, CUANDO SE HABLA DE LA CRISIS, TODO EL MUNDO HABLA DE ROOSEVELT Y DE SU NEW DEAL. ES COMO SI ESTUVIÉRAMOS EN UNA CLASE DE HISTORIA ECONÓMICA.

CRISIS. ROOSEVELT. HOMBRE DE ACCIÓN.

ESTAMOS GESTIONANDO UNA GRAVE CRISIS ECONÓMICA DE LA QUE SALDREMOS SUMANDO ESFUERZOS Y PLANTEAMIENTOS


Un socialisto doctrinal no puede hacer otra cosa en estos momentos: sacar a Keynes del armario. De manera simple
intenta justificar lo que está haciendo el gobierno y limpiar la conciencia sobre lo que se hace en la capital.
Seguro que los palmeros lo contemplan con admiración: qué razón tiene! Nada más lejos de la realidad.

Nunca la falacia fue tan grande.

Keynes solucionó la papeleta en un momento concreto no repetible. La inversión pública a destajo a cuenta del déficit en un país con carencia de infraestrucuturas y control monetario severo no podía fallar: cada dolar invertido sería recuperado con creces en forma de crecimiento. Vamos, hacer carreteras o presas aseguraba el desarrollo porque eran necesarias.


La crisis actual se debe a una sobreprodución. De todo. Casas, palacios de congresos, polígonos industriales crecen como setas en cualquier lugar. ¿Y la solución será tirar de deficit para crear más de esas infraestrucutras repetidas con TIR infinito que no aportan crecimiento? No. Pero el viejo profesor es lo que defiende.

Respecto al problema de empleo: en este siglo la inversion en obra pública se destina principalmente a maquinaria
y materiales. ¿Cúanto puestos de trabajo crea la obra pública? Muy pocos.

Pero no es todo, en un país como España, con un déficit comercial con el extranjero tan salvaje: ¿quién se beneficia realmente de tanta inversión pública? ¿Fabricamos aquí esas máquinas? ¿Qué futuro tienen las cementeras fuera de las obras que sirven con tanta sobreproducción de obra pública?

Pero en Huesca nos encontramos con el Keynesianismo más salvaje: da igual lo que hagan pero gasten. Y sirva como
ejemplo el Fondo de Inversión Estatal. De los más de 8 millones de euros: un puente y la muralla. Muy pocos puestos
de trabajo y dinero gastado. Ahí está la diferencia entre inversión y gasto corriente que nos lleva al abismo. Pongamos el Palacio de Congresos como ejemplo. Seamos generosos y supongamos 200.000 euros de ingresos al año. (En 6 meses de 2008 han sido 54.700 €) Sin duda no llega ni para pagar el mantenimiento. Imposible amortizarlo. Imposible rentabilizarlo. Por no hablar de la política urbanística: rendida a los constructores sin sentido alguno de sostenibilidad.

Por eso tirar de Keynes al pie de la letra es un grave error. Nadie duda de tirar de déficit, pero es necesario un cambio del modelo, lo contrario es aplazar el problema. Para Keynes el ciclo de inversión se completaba con un endeudamiento creciente gracias a tipos de interés bajos y depreciación. Ahora en plena sobreproducción y con el endeudamiento estancado (los bancos atesoran las ayudas en vez de abrir el crédito), el precio de los bienes de capital se colapsa y Keynes fracasa.

En definitva, Keynes quería que todo siguiera igual. Ya saben lo que decía: "En el largo plazo, todos estamos muertos"

Y tiene cojones el alcalde al mentarlo cuando todos y cada uno de sus actos han sido guiados por el liberalismo
más radical. Nuevamente la contradicción: un amante de Friedman justificándose con Keynes. Es una vergüenza que el
poco dinero disponible sea gastado en vez de invertido.